Ojo de Shiva, Ojos de Santa Lucía u Orejitas de mar

Para los que vivimos en ciudades costeras, algo muy común es encontrar lo que en mi tierra llamamos orejitas. Las orejitas son opérculos, es decir, la tapadera que cierra la apertura de algunas caracolas.

A estas siempre se les ha otorgado un poder especial: atraer la buena suerte o alejar el mal de ojo.

En algunos lugares se les llama Ojos de Shiva. Shiva es una de las principales deidades del hinduismo, y es conocido, dependiendo de qué tradición, como el destructor, el creador, protector y transformador del universo.

El Ojo de Shiva se refiere a su tercer ojo, el que puede ver todo lo que no es físico. Teóricamente, cuando llevamos puesto uno de estos opérculos, estamos ayudando a abrir nuestro tercer ojo, a ver más allá de lo que nuestros ojos sensoriales perciben.

Unido a una leyenda cristiana, se les conoce también como ojos de Santa Lucía. Cuenta la leyenda que la madre de Santa Lucía estaba muy enferma. Santa Lucía le rezó a Santa Águeda para que curara a su madre. Tal fue su fe en ella que su madre se curó. A cambio, Santa Lucía prometió castidad y devoción a Dios hasta el día de su muerte, y para evitar cualquier tentación, se arrancó los ojos y los lanzó al mar. Santa Águeda, al ver que su devoción era real y sentida, le devolvió la vista, otorgándole los ojos más bonitos que nadie haya visto.

En conclusión: los opérculos, orejitas, ojo de Shiva u ojos de Santa Lucía representan el poder ver más allá, el alejar todo mal que intente acecharnos, traernos la buena suerte.

¿Conocías alguna de estas leyendas e historias que acompañan a las famosas orejitas? ¿Tienes alguna orejita en tu colección de joyas? ¡Cuéntanos en los comentarios!

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